Por: Dayvi López Vargas, escritor, docente y activista de 27 grupos y movimientos nacionalistas.
El «discurso de odio» nuevamente es tema de debate público. La legislación dominicana estípula temas puntuales, no la ambigüedad.
Lo prioritario es lograr definir: ¿Qué es un discurso de odio (hate speech) para nuestra Constitución y leyes? Sin embargo, este es un modelo o término propio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La verdad es que no tenemos una definición legal respecto a este término. La ONU contempla el término, como: “cualquier clase de comunicación verbal, escrita o conductual que ataca o usa un lenguaje peyorativo o discriminatorio con referencia a una persona o un grupo sobre la base de quiénes son, en otras palabras, sobre la base en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, descendencia, género u otro factor identitario».
No se necesita mucha capacidad analítica para ver por dónde viene el asunto. La invasión haitiana, para ellos, tiene que ser protegida en nuestro país. Políticos, entre ellos senadores y diputados, deben crear esas leyes, pero no para que defiendan niños autistas, minusválidos o personas dignas de protecciones especiales, sino a todos los ilegales.
Demonizar a los nacionalistas es parte de una Agenda. Hacer cerrar la boca a la fuerza es una política de Estado. El sentimiento ajeno dependerá de lo que piense un senador o diputado agendista. Esta política penetra a lo más profundo del ser humano.
En poco tiempo, el odio será por la mirada o gestos de desagrado: ¿Hasta dónde llegaremos a limitar las libertades? El proceso de desdominicanización va avanzando. Nunca veremos un haitiano ilegal preso por atacar dominicanos, ni homosexuales por humillar a heteros, violándose el principio de igualdad constitucionalmente establecido desde inicio de la Primera República.
Cabe destacar, que muchos de los partidos políticos se mantienen neutrales o en favor de esta forma de dictadura. Lo más parecido al nazismo lo es el «discurso de odio», porque mediante él, ocurrirán despidos, arrestos y persecuciones indiscriminadas a influencers y gente honesta de los medios. La USAID formó y adoctrinó.
Anteriormente, enviaban militares de Latinoamérica a Panamá, a la conocida Escuela de las Américas o de los dictadores a ser formados, y de allí salían los futuros dictadores; sin embargo, en la actualidad la USAID y fuerzas foráneas llevaron su modelo de formación a nuestras instituciones públicas, medios e instituciones no gubernamentales.
Hace poco fueron premiados líderes políticos dominicanos como las personas más influyentes, pero no dicen que por cumplir la Agenda 20-30. Los premios internacionales que recibe cualquier político o dirigente dominicano, en su mayoría es por la subordinación y ceder a intereses externos: ¡nada más INDIGNANTE!