Hace 97 años nació Sara Montiel, el 10 de marzo de 1928 en Campo de Criptana, Ciudad Real, España
Murió el 8 de abril de 2013 a los 85 años de edad.
Iniciar sus memorias con esta frase:
“Nací pobre, pero increíblemente bella”.
Representar, en la gris España de la posguerra y el franquismo, un monumento dionisíaco a la sensualidad, lo barroco y lo exuberante.
Pasar de ser Sarita a Sara, Saritísima y Maria Antonia Abad Fernández sin perder un gramo de naturalidad ni de artificiosidad.
Conseguir que todos los espectadores comprendiesen que Felipe el Hermoso engañase a Juana la Loca con ella en la película Locura de amor.
Triunfar en México antes que en España gracias a ser la partenaire de Pedro Infante o Agustín Lara.
Lograr ser una de las pocas estrellas españolas que han hecho carrera en Hollywood. Encasillada en papeles de india y de mexicana, vale, pero dándole la réplica a Burt Lancaster o Gary Cooper.
Por su matrimonio con el productor Anthony Mann y, gracias a eso, alternar con las mayores estrellas de cine de los años 50.
Cocinarle huevos fritos con ajos a Marlon Brando.
Jugar al tenis con Greta Garbo.
Popularizar hasta su propio acento, una dicción propia inconfundible y muy imitada en la que paladeaba cada palabra como si fuese algo pecaminoso.
Protagonizar la que fue en su día la película más taquillera de la historia del cine español: El último cuplé.
Interpretar a un personaje que se quedaba muda tras el naufragio del Titanic en La violetera.
Convertirse en la mayor enemiga de la liga antitabaco cantando tendida en una chaise-longue la gran Fumando espero.
Declarar “Hasta ahora, he tenido once abortos”. En el momento en el que dijo esto, Sara tenía más de setenta años.
Rivalizar en popularidad con los molinos de viento de Campo de Criptana.
Por esta frase: “Amo tanto a mi público que moriría espachurrá de amor”.
Cantar en gallego Lonxe de Marín en un momento de homenaje a la emigración hacia América durante la película Mi último tango.
Decir “En Rusia soy como Stalin en los primeros tiempos: se me adora. Allí soy más conocida que el Kremlin”.
«El mariscal Tito de Yugoslavia tenía todos mis discos”.
Caer bien a mujeres y a hombres y conseguir que le perdonasen sus inventos, elucubraciones y estar por encima de todas las críticas negativas a su trabajo.
«Soy muy amiga de gays y de geishas. De gays femeninas, para entendernos”.
Bautizar a sus hijos como Thais y Zeus. De apellido, Tous.
«Yo siempre he estado con las domingas fuera. Y sigo con las domingas fuera: a los ochenta, a los cuarenta y a los treinta. Siempre con las tetas al aire”.
Asegurar haber tenido romances con Miguel Mihura o Severo Ochoa, muy discutidos por historiadores y biógrafos.
Inspirar la canción de Carlos Berlanga Super Sara, donde entonaba versos como: “Levanto pesos y una tonelada, ¡qué pasada!”.
Conseguir que, a la vez, Berlanga le escribiese otro tema, Atrévete otra vez, con la letra: “Te pasas de listo, te crees que soy tonta, sólo eres un cuerpo de muy poca monta”.
Protagonizar un duelo de divas con Marujita Díaz en el que ambas fingían pelearse a muerte y del que ambas salían beneficiadas.
Grabar a los 80 años el tema y el videoclip Absolutamente con Fangoria dando como resultado un monumento a lo que representan ambos conceptos.
Ser, sin serlo, chica Almodóvar: el travestí al que daba vida Gael García Bernal en La mala educación cantaba una canción suya: Quizás, quizás, quizás. Y su cara aparecía en unos carteles de cine.
Reconocer su deficiente educación sin avergonzarse de ello: “Aprendí a leer a los 19 años”.
Decirle la verdad a su madre y, de paso, a toda España. “Le dije a mi madre ‘No te preocupes, madre, tu hija no va a ser ni borracha ni p-u-t-a’. No he sido borracha, y lo otro… bueno, un poquito solo”.