El presidente de la República debe interponer oficios proactivos para cerrar de manera absoluta y contundente la posibilidad de que en el país se constituya algún grupo Paramilitar que lleve a cabo acciones punitivas contra migrantes haitianos y contra personas que defendemos que estos deben ser tratados en estricto apego a la dignidad y derechos humanos.
De hecho, elementos de la llamada Antigua Orden Dominicana se manifiestan con uniforme y simbología que le dan identidad y espíritu de cuerpo; observan líneas de mandos entre sus integrantes; hacen discurso de odio racial y han llevado a cabo acciones violentas contra personas e instituciones que señalan contrarias a sus ideales.
En este justo momento está exacerbado el discurso de odio contra migrantes haitianos, y el gobierno es indiferente a esa actitud, como si lo aceptara.
Al presidente Luis Abinader se le puede ir de la mano el tema de los migrantes haitianos y las relaciones con Haití, y devenir en hechos vergonzosos perpetrados por grupos de individuos cargados de odio y sentimientos xenófobos.
El presidente Luis Abinader debe evitar que su discurso y disposiciones alienten ideas y prácticas paramilitares que contravengan las libertades públicas y los derechos democráticos.
Y en este sentido, está emplazado a pronunciarse de manera pública y clara contra los elementos que pretenden constituirse en autoridad migratoria al margen de la institucionalidad establecida en el país.