Por Bolívar Balcacer/
La patria está en peligro. Lo que hemos visto en Friusa no es un simple despliegue militar, sino la prueba irrefutable de que República Dominicana está bajo el yugo de mafias extranjeras y traidores internos que han vendido el país al mejor postor.
El silencio cómplice de las instituciones confirma lo que muchos hemos denunciado: la soberanía nacional ha sido pisoteada por mercenarios disfrazados de autoridad.
La mafia dominico-haitiana-palestina, en contubernio con sectores oscuros del Estado, ha tomado el control de la nación. No nos engañemos: este no es un gobierno legítimo, sino un cártel que opera desde el Palacio, entregando nuestra tierra, nuestras leyes y nuestra dignidad a intereses foráneos. La opresión ha alcanzado su clímax, y si los dominicanos no despiertan antes del 12 de octubre, habremos cruzado el umbral de una dictadura criminal sin retorno. LA PATRIA ESTÁ SECUESTRADA.
Ante este escenario, el pueblo tiene dos opciones: rendirse y convertirse en esclavo de mafiosos o luchar con la fuerza y el coraje de nuestros héroes. La sangre de los patriotas no ha sido derramada en vano. Si queremos una República Dominicana libre, la historia nos exige determinación. Es la hora de actuar, de alzar la voz y, si es necesario, de defender con la vida el suelo sagrado de la patria.
Hagamos arder a Troya o aceptemos la vaselina como viene sucediendo con los mariquitas destesticulados, que no llegan a chongos, incluyendo los activos y retirados militares criollos.
Dios, Patria y Libertad!