Por Felidonio Rodríguez/
El pasado 6 de abril, en un discurso transmitido en cadena nacional, el presidente Luis Abinader anunció un paquete de quince medidas para enfrentar la migración irregular y garantizar la soberanía nacional ante la profunda crisis haitiana. El tono fue enérgico, con apelaciones patrióticas, advertencias firmes y promesas de acciones contundentes. Pero el contenido, para muchos dominicanos atentos a la evolución del tema migratorio, resultó ser más de lo mismo: un discurso reciclado que se repite cada cierto tiempo, especialmente en contextos de presión social.
No es la primera vez que el presidente utiliza el tema migratorio como carta de reafirmación política. Desde su campaña en 2020, Abinader ha hecho de la migración haitiana un eje discursivo. Al asumir el poder, prometió mayor control fronterizo, endurecimiento de las leyes y construcción de un muro que evitaría el ingreso irregular desde Haití. En 2023, durante un discurso, volvió a tocar los mismos puntos. Y ahora, en 2025, cuando la indignación crece por la presión social —manifestada recientemente en la marcha de Friusa y en la convocatoria a huelgas por parte de diversas organizaciones sociales, el presidente decide hablar nuevamente de «medidas firmes» y «decisiones históricas».
Pero, ¿qué ha cambiado realmente desde aquel primer anuncio en 2020? El muro fronterizo, símbolo de su promesa de control, apenas ha avanzado 54 kilómetros, con múltiples interrupciones, denuncias de sobrecostos y licitaciones inconclusas. El aumento de soldados y agentes migratorios no ha sido suficiente para frenar la entrada irregular. Las repatriaciones siguen siendo intermitentes y, en muchos casos, sin garantías jurídicas. Y las nuevas medidas propuestas, como exigir documentos en hospitales o castigar a quienes alquilen viviendas a indocumentados, levantan preocupaciones en términos de derechos humanos y viabilidad práctica.
El discurso del 6 de abril parece más una respuesta a la presión ciudadana que un plan real de acción.